Ser una vaca sagrada del vestuario blanco se ha convertido en sinónimo de problemas. Todos lo ven como un orgullo, una responsabilidad y desde hace unas temporadas como una fuente de problemas. Y no desde la época de Mourinho, no. De mucho antes.
Si llevas el brazalete en la zamarra blanca, tienes un complicación. Es como poner la cabeza debajo de la guillotina y esperar para saber el motivo de tal decapitación. No está detrás María Antonieta pero si los más radicales hinchas blancos y la sombra alargada del Ser Superior. Muchos culpan a Mourinho, de su época de búsqueda de topos y de creación de mal ambiente. De separar a la afición y de crear bandos. Anti y Pro. Pero solo hace falta retroceder un poco más en el tiempo. Antes del portugués ya los hombres que tenían el poder simbólico en el vestuario se convirtieron en las ovejas negras. En este caso no eran todos los hombres del presidente. Raúl y Guti ya tuvieron problemas. Raúl capitán y leyenda blanca ha tenido que esperar tres años para recibir el tan ansiado homenaje después de salir por la puerta de atrás. “Ha tardado en llegar, pero ha salido todo redondo”.
Ahora es Casillas el que desde el banquillo es acusado de topo y de antimadridista. Cosas de la vida. El que hace unos años era el Santo y el salvador, chico de la cantera y capitán que reflejaba los valores del madridismo. Esos que ahora son impuestos desde nacimiento por arte de magia en cada presentación de un jugador de fuera de la casa.
Con atacar al primer capitán no hay suficiente, ahora a por el segundo. Sergio Ramos. «Exceso de confianza», apuntan algunos, «está despistado pensando en su renovación», dicen otros. Le gira la cara al presidente, meten cizaña algunos. Pero Sergio, el más listo de la clase en este asunto, no ha dejado pasar tiempo sin pronunciarse como Iker, no ha esperado que la bola se haga más grande. Primero desde Twitter y ayer desde zona mixta. El de Camas reconoció “las diferencias, aunque no han sido por cuestiones económicas”. Y matizó que “la relación es estupenda”. Además, le regaló su camiseta a Florentino Pérez y dijo: «¿Quién no ha tenido diferencias con su padre? Esas cosas se pueden arreglar y mi relación el presidente es estupenda».
Diferencias. Esa es la palabra de la semana en el Real Madrid. Debe doler ver como atacan a los capitanes del equipo, que tendrían que ser las vacas sangradas del club, y que el padre Floren no te defienda. Si es que en el fondo, los futbolistas además de moverse por el dinero, son personas. Y como diría Iniesta en el tema de su renovación, necesitan sentirse queridos. Para saber llevar un club no basta con sacar la billetera, sino cuidar los egos y dar cariño por igual. Aunque seas un ser superior.
Solo lo que suma 